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viernes, 6 de febrero de 2015

El país de las naranjas tristes

En el  país de las naranjas tristes

Los azahares mueren desvelados
-no se duerme en  las noches desiertas de rocío-
en callejuelas donde los perros desvarían
y si el viento quiere
ni el polvo se levanta
decir que la luna pasó por allí en algún momento
es como decir que el cielo pudiera ser tragado por un charco

Huele a tristeza
y no sé si mañana los pájaros despiertan.







II


Es menester augurios de sembranzas
es necesario desenterrar las tumbas
y en vertebrales equinoccios
levantar soles y estandartes
es importante volver a la semilla
pero no es cuestión de sistemas planetarios
es de índole abismal
como de un devenir profundo
de corazones proletarios
sin aquellas raigambres sin lo que tu y yo sabemos
si no que el perfume
y tal vez los acuerdos con los elementales
una decidida epístola de renovar los surcos
y entonces de revés la tierra
Y lo que logra el relámpago cuando beben los sauces
y si pudiera el arroyo acunar los tréboles dispuestos
y si lo significante
que consta en lo que pudo el lodo
ensueños de alfareros
castillos en andamios con espinos y guardias
y caballos salvajes que renuevan las sangres
y la montaña toda
la pradera infinita
la excelencia del aire
la virtud de la higuera
la vertiente que no cesa
el albur
la quimera



III

El crimen se sustenta en la liquidez del alma
lo saben los anfibios cancerberos
y una suerte de batracios pobladores de charcos
la tendencia brutal de la quietud del agua
desterrada del mar y las nubes aladas
estas aves sin rumbo atraídas por cielos
agujeros fantásticos robadores de espejos
criaturas podridas ya desangeladas
simplemente acuáticas
solamente humanas.










IV

Hay unas ánforas preñadas de ilusiones
-no confundir aquellas funerarias que atesoran esqueletos-
de barro abismal que enamorado abraza
en su redondez de planetas siderales
hijos de la ley de gravedad y de la mística ley que abunda el aire
es de presentir las palmas de las manos
y augurar las caricias que dan formas concretas
es de imaginar porque lo expende el viento
mientras el torno alfarero gira
mientras la tierra gira vertiginosamente
poblada de sabios, adivinos y reyes
y ninguno sabe aún en perihelio
hacia donde nos lleva un enjambre de planetas
derredor de la luz mas vital y certera
como mariposas girando a la llama del farol
y que siempre terminan con las alas quemadas



V

Buscábamos la daga ceremonial en los escombros
y dimos con los conejos desprevenidos
la proverbial carnada
el cebo de los guerreros del norte
también el tentempié de los grandes visires
en sus fiestas nupciales
celebraciones que urden para borrar el nombre de todas las cosas
y desterrar las memorias
hemos visto aventar mariposas
hemos asistido con nuestra orquesta de bodas y funerales
para presenciar la tristísima estampida de jóvenes mariposas
argumentamos persistentemente nuestro paso al vacío
razones de loco damos al suicidio
Extraño placer encontramos en las vísperas
preparamos afeites
deslindamos las culpas
nos ponemos las mejores ropas
y trepamos al carruaje de los cuatro caballos
no sin cierta arrogancia
como el que sube la escalera de su propio cadalso




VI

Después cedieron las vigas principales
supimos que el cielo raso irremediablemente caería
nunca lo premeditamos
no estaba en los acuerdos
la vertiente frugal
la higuera envejecida
la montaña arrasada de fuegos inmerecidos
lo que fuimos perdiendo en incendios atroces
los nidos
las endechas
amores juveniles florecientes primaveras
edecanes adjuntos
fieles mitologías
no fueron capaces de traicionarnos
sino que fueron coherentes con su estirpe
simplemente cumplieron su función destinada
perdimos la frescura de albas pensionadas
soles que de incertidumbres lo pensaban dos veces
si asomaban fulgentes
redimidos soles de batallas perdidas
carnavales ansiosos de guirnaldas y flores
de noches inacabadas con lunas sumisas
adormecidas regadas con alcohol
envilecidas noches
sueños pergeñados de tinieblas
efectos colaterales
simetrías convexas
propiedad de las mentes al fin colonizadas
certera profecía ?
me lo dijo aquel mago una noche serena
es decir
que lo supe de tus labios sin huellas
fue una ofensa rastrera
los dioses no se deben embaucar con  efebos
no les es permitido destruir los cristales
pero una copla antigua soplaba los trigales
y que nunca supimos que allí el sol no brillaba
que era un espejismo
si el otoño amarillo
si la luz que escampaba
si todo lo que era bello habría de ser tragado
por trilladoras de fuegos
por segadoras de hierro
en un perfil de la siembra
en el momento del beso
en la quietud del aliento
cuando encontré aquellos ojos
brillando como un misterio
ojos de mirar sorprendidos
por saber si estaba muerto



VII

Qué cosecha de amargos desengaños
Nos hemos consagrado a la montaña irreductible
y a las siete aguas doradas que descienden de Orión
sin embargo una mañana breve sin su sol todavía
Engalanaron sus ídolos soltaron todas las plagas
blindaron sus madrigueras
se dispusieron las trampas en juzgados y rediles
con fuegos abominables arrasaron los estambres
incendiaron las verbenas
los álamos esmerados de rectitud intachable
las pacientes madreselvas
los concretos colmenares
al calor de los libros sapienzales se quemaron los poemas
y explotaron las tinajas hirviendo en su propia sangre
desheredados de alquimias desprotegidos de cielos
resumimos los dolores en una rosa encendida
sin lágrimas todavía la cuidamos como guía
cuando escampen las tinieblas
cuando la niebla se deshilache enrojecida
por húmedos  quebrachales
verdeando desbarrancando doctrinal inamovible
nuestra montaña sagrada
multiplicará rosales
soltará vertientes nuevas para nutrir el valle
y cantará otro gallo
para que regrese el alba






VIII

Los árboles de naranjas amargas bordean el sendero
cuando la brisa alborota los quietos azahares
ellos perfuman su vestido invisible
y logran que resbale  hacia el  valle
impregnado el faldeo
las naranjas amargas no atraen a los niños
caen de maduras rodando cuesta abajo
luego de un golpe seco de inútil insistencia
a la mismísima  puerta de la madre raíz
cual llamado al corazón
al centro de la tierra
una queja
por vidas repetidas de karma irremediable
cada primavera y todos los  veranos

El otro tiempo es soñar
en ese otro tiempo  otoño-invernal
la savia reconstruye la razón de ser del árbol
baja a la raíz asume las memorias
lentamente sin pensar que en sus ramas
las escarchas y las noches son largas
adentro los caminos son cuestiones del alma
y sube los peldaños con el mismo elemento
y se esfuerza en razones que mas pesan por viejas
y levanta ilusiones  como cataratas verdes
imagina los frutos que son  soles maduros
si el adentro es ahora como un empezar de nuevo
mañana ya se sabe lo amargo es lo perfecto





Letras Danieladrián
Ilustraciones  Nylso - http://pepoperez.blogspot.com.ar/2014/08/nylso.html

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